Respeto, responsabilidad social y salud mental (y el guantazo de Smith, claro)
Respeto, responsabilidad social y salud mental (y el guantazo de Smith, claro)

Respeto, responsabilidad social y salud mental (y el guantazo de Smith, claro)

Una mujer ha sufrido burlas sobre las consecuencias de su enfermedad en público, ante medio mundo, y todos han reído la gracia. De hecho, seguramente era una «broma» guionizada, escrita por alguien que no empatiza con las circunstancias ajenas. Ni el presentador tuvo la sensatez de parar un momento a pensar, ni los allí presentes mostraron desaprobación a tal conducta. Sólo hablamos de lo desacertadas de las formas de la persona que salió en su defensa.

Prácticamente todo lo que leo sobre el asunto se polariza entre: la violencia no es la respuesta y más le debería haber dado.

Los análisis más interesantes que he encontrado son desde la perspectiva antirracista, para acercaros a los cuales os recomiendo visitar los perfiles de Instagram de Desirée Bela, Afroféminas, y Afropoderosa.

A mí este asunto me ha hecho pensar mucho. En primer lugar por la facilidad con que nos consideramos jueces y condenamos o aplaudimos una actitud sin un análisis en profundidad.

Y en segundo, porque una de las principales corrientes actuales en psicología y crecimiento personal es el de responsabilizarse de nuestras emociones. Y lo comparto 100%. La respuesta nunca es la agresión física.

Ahora bien, nos encontramos en un momento donde poner de manifiesto que un comentario es ofensivo y falto de respeto te convierte en un «ofendidito», que debe gestionar su psique para no alterar la libertad de expresión del resto con su malestar interior. Mientras, 6 de cada 10 adolescentes americanos sufren acoso. En 2020 en España, el 31,1% de las muertes de menores y adolescentes de entre 10 y 19 años fueron a causa del suicidio (fuente INE). Ese año pasó a ser el primer motivo de muerte por causas externas. Según Save the Children, el acoso escolar y ciberbullying son de los factores de riesgo más importantes para la conducta suicida, y multiplica por 2,55 las probabilidades de suicidio entre los menores.

Bien sabemos que los niños no hacen lo que los adultos dicen sino lo que los adultos hacen. Así que quizás normalizar las bromas que ridiculizan a las otras personas no está siendo muy buen ejemplo.

Por otro lado, el ser humano es gregario, es tribu, vivimos en comunidad. Cada uno es responsable de su salud y felicidad por supuesto. Pero tenemos también una responsabilidad hacia el otro, una responsabilidad social. Nuestra libertad de expresión no justifica la violencia verbal, el abuso. Y me asusta esta posición tan tremendamente individualista que pone la libertad individual por encima de cualquier bien común, de cualquier visión de conjunto. Del cuidado a los otros.

Porque señoras y señores, es de lo que hablamos aquí, de cuidar, de amar al otro. De tenerlo en cuenta, de no herirlo sin necesidad. Y como colectivo, de defendernos los unos a los otros cuando alguno de los nuestros (que somos todos) se ve agredido por el elemento discordante.

Ahora parecen haberse invertido las tornas, y aunque hay muchas mejores maneras de frenar el acoso que un guantazo, puedo comprender la impotencia de una cónyuge, de una madre o un padre, viendo el sufrimiento que las palabras infringen a su ser querido. Viendo su sobreesfuerzo, día tras día, para seguir defendiéndose de buenas maneras, sin que sirva para que la actitud de los acosadores cambie. Porque está aceptado socialmente. Y esto es terrible.

Qué fácil es sobredimensionar una agresión obvia, y así esquivar la bala de reflexionar sobre lo que de verdad está sobre la mesa. Más sutil, con más grises, pero tan hiriente o más que un guantazo. Porque que pegar no está bien todos lo entendemos. Que no entendamos todos que la burla tampoco, es más peligroso.

Nuestro crecimiento personal no es sólo nuestro. También es hacia fuera, hacia la gran familia de la que formas parte. Responsabilízate de cómo te hablas a ti mismo, de tu salud y felicidad. Ámate y cuídate, es esencial. Es el primer paso.

Y después, haz lo mismo con el resto de personas. Empatiza, respeta, cuida, ama. Si solo te ocupas de ti tiene otro nombre, y es egoísmo.

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