Las emociones y los 5 elementos: conócete y mejora la gestión emocional.
Las emociones y los 5 elementos: conócete y mejora la gestión emocional.

Las emociones y los 5 elementos: conócete y mejora la gestión emocional.

Cómo ya comentamos en una entrada anterior, la medicina tradicional china considera las emociones parte esencial de nuestro equilibrio energético. De ésta forma, un exceso o ausencia de emoción se puede considerar un indicio de que nuestras energías están desequilibradas. Si este desequilibrio se mantiene en el tiempo, aparecerá la enfermedad.

La teoría de la medicina china tiene su base filosófica en el taoísmo. Éste nos dice que el Tao es el principio de todo y la esencia de todo lo que existe. Este Tao es y a al vez emana la energía universal o energía vital llamada ki, que nos une a toda la existencia en una especie de red energética. El equilibrio energético tanto interno del ser, como externo con su entorno es lo que nos otorga el estado de salud. En desequilibrio aparece la enfermedad. Este ki, desarrolla una polaridad, el famoso ying yang, dualidad que solo se manifiesta en el mundo material y que no existe en el estado original del Tao.

La teoría de los cinco elementos o movimientos nos habla de diferentes fases o estados de la energía. Son cinco y se corresponde con Tierra, Metal, Agua, Madera y Fuego. Entre ellos existen diferentes relaciones, que hacen que se afecten entre sí. Por ejemplo, si el elemento Agua está débil, el Fuego puede desarrollar un exceso. Toda la visión oriental, cómo veis, tiene su base en una observación de la naturaleza y su analogía en el cuerpo humano.

Cada elemento entonces tiene unas relaciones con el entorno, se le asocia una estación, un color, un factor climático, determinados alimentos, etc…Cuando lo aplicamos a la medicina se asocian funciones concretas en el cuerpo humano, canales energéticos, órganos, emociones y síntomas.

Conocer que síntomas se relacionan a cada elemento, y por lo tanto tiene que ver con una emoción concreta, nos puede ayudar a reconocer qué está pasando en nosotros. El primer paso para poder hacer algo al respecto. Una vez situado, tenemos diferentes herramientas, por ejemplo a través de la alimentación, para recuperar el equilibrio.

No hay que olvidar que las emociones no son negativas o positivas en sí. Cada emoción tiene una función, y si la escuchamos de una forma asertiva, le damos el lugar que necesita y no nos apegamos a ella, nos será muy útil. Cuando las emociones nos pueden generar efectos negativos es cuando intentamos reprimirlas, cuando les damos demasiado peso o no las dejamos ir y estamos constantemente en una vibración concreta.

Por ejemplo, el miedo es muy útil para alertarnos de una situación de peligro. Nos hace generar adrenalina y así podemos reaccionar. Pero si estamos constantemente en estado de alerta cuando no existe peligro real para nuestra vida, todas esas sustancias químicas segregadas que no se utilizan se acumulan generando estrés y ansiedad.

La ira, nos ayuda a detectar cuando debemos poner límites porque están invadiendo nuestro espacio. Pero si nos dejamos llevar por ella es posible que nuestras relaciones sean difíciles y reaccionemos de maneras que no traen las mejores consecuencias.

Reconocer y gestionar las emociones no sólo nos ayuda a mantener la salud, también nos hace conectar con nuestro verdadero Ser. Cuando nos dejamos llevar por las emociones tenemos tendencia a reaccionar de manera automática, normalmente según patrones aprendidos de la familia o la sociedad. Muchas veces reflexionando después nos hubiera gustado hacer algo distinto en una situación concreta en que nos hemos dejado arrastrar por la emoción.

Nuestra práctica diaria de meditación, nos va ayudar a ser capaces de focalizar nuestra atención y escucharnos. Los conocimientos sobre las emociones y su relación con el cuerpo físico, a identificar eso que estamos viendo. Por último, la práctica de diferentes técnicas como yoga, acupuntura o shiatsu, o ejercicios de respiración, y introducir la alimentación consciente en nuestro día a día, nos va facilitar mantener nuestro equilibrio.

Cuando nos damos un tiempo para observarnos y entender que está ocurriendo en nosotros dejamos de reaccionar, y pasamos a actuar desde quién Realmente Somos. Decidimos de una manera auténtica lo que queremos hacer y por lo tanto pasamos a tener mayor conexión con los sucesos de nuestra vida. La vida pasa de ser algo que «nos pasa» a ser lo que creamos con cada una de nuestras decisiones y acciones. Cada vez más alineada con nuestro ser interno y por lo tanto generándonos mayor paz y felicidad.

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